Máquina sin potencia Cruz Azul iguala a un gol ante Tuzos que jugó mas de medio tiempo con un hombre menos CIUDAD DE MÉXICO, México. Ene. 21, 2012.- Cruz Azul, en tardes como la del sábado en el Azul, es un equipo templado, no del significado valiente con serenidad, sino del que no está frió ni caliente, más bien en un término medio, e incluso ante los Tuzos tuvo que sentirse zarandeado para elevar un tanto su temperatura para finalmente terminar casi congelado ante 10 rivales.
Inicio indiferente, a medio ritmo, incluso hasta contemplativo y Pachuca, con no demasiado, se hizo del balón y de la iniciativa. Bien pronto contó con un par de chances importes de anotar vía un tiro de Francisco Torres y otro de Mauro Cejas.
Así hasta que a los 19', Daniel Arreola se metió por izquierda y centró, Néstor Araujo y Jair Pereira sólo vieron el balón correr y el único que se movió fue Jaimen Ayoví y anotó. Entonces tomó algo de color y temperatura Cruz Azul con Emanuel Villa, Christian Giménez y Omar Bravo al frente. Vela tuvo chance de empatar en un intento de remate de cabeza en la que encogió la cabeza frente a Rodolfo Cota.
Tampoco fue que Pachuca arriesgara de más, pero con un gol a su favor, y de visita, cumplía con sus propias expectativas funcionando con Cejas, Torres, Ayoví, Castillo y Brambila al frente, y en el medio campo. Pero entonces, a los 29', Giménez centró por izquierda y Villa, con dificultad, bajó el balón enfrente de Cota y disparó para anotar. Sin embargo, La Máquina se volvió de nuevo poco afectuosa con el balón.
Y si sintiéndose iguales a Pachuca fueron displicentes, con superioridad numérica ni que decir. A los 44', Cejas fue expulsado por un supuesto manotazo sobre Araujo y contrario a lo supuesto, el espíritu se les escapó a los locales y no a los visitantes.
Los Tuzos, por supuesto, se replegaron y estuvieron a la caza de un chance al frente como se esperaba y casi les salen las cuentas cuando Castillo robó un balón en zona defensiva azul y disparó apenas desviado del arco de Corona. Cruz Azul se volvió predecible, nunca un pase filtrado, nunca una idea diferente, un drible profundo y peligroso. Lo mismo no desbocó futbol, pero sobre todo espíritu.
Se volvió repetitivo y se perdió en sí mismo sin chispa ni motivación.
Bravo se dejó quitar un balón por López frente a Cota y Giménez prendió un balón en un tiro de media distancia que salió a las manos del arquero, al igual que un remate de Javier Orozco, en las llegadas más próximas a gol en la segunda mitad.
¡Ah sí!, Maranhao debutó con La Máquina y encajó a la perfección en el equipo del sábado por la tarde: se mostró sin fuerza, carente de idea, poco decidido y a una temperatura templada, tirándole a frío.